Vivir consiste en construir futuros recuerdos (Ernesto Sábato)
Recordar consiste en construir pasadas vivencias (Josef Manwell)

jueves, 16 de septiembre de 2010

Reentré

Desde la parte de atrás, donde no ha querido sentarse nadie, el viejo recita rimas facilonas, y su grave voz se confunde con los estertores de un motor que agoniza en la sinuosa carretera. A pesar del aún sofocante calor, va exageradamente abrigado, como si, a falta de maleta, llevara el equipaje puesto. La humedad ha atrapado los olores de sudor, vino y desesperanza en los tejidos, y el calor evapora la mezcla, de la que huyen los demás viajeros.
Hace rato que escucho su profana poesía, que por caprichosa coincidencia, relaciono con los acontecimientos vividos el último año. Me defiendo con mi natural escepticismo, pero, inexplicablemente, la casualidad me turba. Me giro, y la vieja cara me ofrece una joven sonrisa de barba cana. Disimulo. Cierro los ojos dispuesto a dormir el resto del trayecto pero mi cabeza soporta el traqueteo contra el cristal y el mantra del viejo que no calla. Se me revuelven los recuerdos y se altera la historia, en una mixtura imposible de almas y eventos, y me veo hablando con personas que no están, y me veo callado con personas que sí están. Entonces el reflejo del cristal devuelve mi imagen que pide que se calle, y la carretera, compasiva, me regala un tramo recto al que acompaña el canto del conductor anunciando la llegada.
Cuando me levanto, ya no queda nadie en el coche, ni siquiera el viejo al que no veo, como al resto, abrazar a la familia que espera. Desde lo alto de las escalerillas que me provocan un injustificado vértigo, veo la misma ciudad que recorreré, con las mismas o distintas ropas, con las mismas o distintas compañías, para vivir las mismas o distintas vidas. Inspiro y temo que mis piernas sucumban a la metálica gravedad, pero una vez más me sorprende la fortaleza, ésa que me empuja hacia los objetivos planteados, y que, como por una benévola conjunción de fuerzas ajenas, logro.
Bajo. Primero uno y luego otro, mis pies pisan Acoro.

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