Vivir consiste en construir futuros recuerdos (Ernesto Sábato)
Recordar consiste en construir pasadas vivencias (Josef Manwell)

miércoles, 16 de junio de 2010

El inconveniente de ser un wakizashi

Compro mis libros en la librería Letras de Ultramar, pero cuando quiero huir del corsé del clasicismo, visito el pequeño establecimiento del señor Makado. Yoshino Makado regenta una tienda menuda como él, en la que se pueden encontrar obras de irreconocido valor. La otra mañana, cuando me dirigía a por las bayas de Goji, y aprovechando que su establecimiento se encuentra próximo al mercado, me acerqué hasta allí con la ilusión de un arqueólogo literario.

El Sr. Makado colocaba libros sobre una austera estantería con la delicadeza de un artista de ikebana. Sin decir nada, permanecí tras él, observando cómo esos pequeños dedos se desplazaban suavemente sobre las tapas sin dejar rastro alguno de su manipulación. Tal era el respeto que sentía por las palabras allí guardadas, que parecía inclinarse ante ellas cada vez que ubicaba en su sitio una de las obras.

En el centro del alabeado estante, a modo de intimidatorio altar y expuestas de mayor a menor en sentido descendente, se podían ver tres armas japonesas.

-Puedes tocarlas, si quieres –me dijo sin darse la vuelta. Extrañado porque supiera lo que yo miraba, agarré la mayor de ellas y la desenvainé ligeramente.

-Ahora tendrás que atacarme. Un samurái sólo desenvaina su espada para atacar.

Sorprendido y casi alarmado, introduje rápidamente la espada y la coloqué en su sitio. Al oír sus carcajadas me di cuenta de lo ridículo de mi actitud.

-No se preocupe Sr. Manwell. Usted no es un samurái ¿verdad?

-No, desde luego –asentí riendo también.

-¿Son sus katanas? –pregunté en un alarde de conocimiento oriental.

-Katana sólo es la mayor. La espada que todo samurái elige después de que ella le elija a él.

Estaba acostumbrado a ese tipo de frases del Sr. Makado, de las que no daba explicación y sobre las que luego meditaba en mi apartamento.

-La pequeña, no es una espada, es un tanto. Es un arma corta, más sencilla que las otras dos, que ha pasado a emplearse para ceremoniales como el del té. –No es habitual que el Sr. Makado se extienda en sus explicaciones, pero esta vez parecía motivado.

-¿Y la mediana? –pregunté con la intención de concluir la clase de cultura japonesa.

-La mediana es un wakizashi, menos arrogante que una Katana, pero más poderosa, ya que permite blandirse con una o dos manos, en el exterior o en el interior de las casas. Por otro lado, es tan manejable como un tanto, pero mucho más versátil en sus ataques. Así, mientras que las katanas representan la estirpe del guerrero sobre el tokohama de las casas, y el tanto decora el obi de sedosos kimonos, el wakizashi, se mantiene fiel al Bushido.

El Sr. Makado percibió mi asombrado rostro tras la retahíla nipona, y la risa ocultó de nuevo sus rasgados ojos. Me sentía incapaz de recordar todos los exóticos nombres, y así se lo comuniqué.

-Bueno, me parece interesante, pero quizás sea más sencillo recordar un solo nombre y referirse a las demás por su tamaño.

-Es cierto. Es más sencillo, pero entonces yo dejaría de ser Yoshino Makado y me convertiría en un pequeño japonés.

Cuando abandoné el barrio de los Filántropos, los nombres se disponían en mi cabeza como las armas en su soporte, y al mirar la bolsa de bayas, como un memorioso Funes, bautizaba a cada una de ellas.

2 comentarios:

  1. Me encanta lo que has escrito.
    Además, te has librado de una buena.
    Entré pensando en echarte (un poco) la bronca por no escribir en tanto tiempo, pero ya que has regresado, lo olvidé,.....solo espero que no alargues tanto las frecuencias de tus entradas.
    Y haz que regrese la primavera, por fa.

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias Purificación. He estado bastante liado y poco inspirado, pero tus comentarios me animan a continuar.

    ResponderEliminar